Así lo demuestra el estudio realizado por Sabiotec y Global Nature, y coordinado por el IREC, donde se reflejan los efectos que el jabalí tiene ante especies vulnerables como las anátidas.
30/1/2018 | Redacción JyS

Garza Imperial, especie amenazada por el jabalí / Fotogafía: Garza Imperial en Daimiel / Fotografía: www.lanzadigital.com
Garza Imperial, especie amenazada por el jabalí. / Fotografía: www.lanzadigital.com

Las nidadas de aves y las crías de mamíferos de menor tamaño como el conejo están totalmente desprotegidas con la presencia del jabalí. Éste se ha convertido en uno de los animales que más daño causan a otras especies. A ello se le suman los daños agrícolas ya que son capaces de ‘arrasar’ campos de cultivo.
Según ha informado Lanza Digital, los científicos han constatado las palabras que temporada tras temporada denuncian agricultores y cazadores, los jabalíes hacen grandes estragos tanto a la fauna como a las explotaciones agrícolas.
Según afirman en su estudio, los jabalíes cuentan «con un olfato y un oído prodigiosos» a la hora de descubrir nidos, pollos o crías. Todo ello unido al gran incremento de su población está íntimamente relacionado con la disminución de ciertas poblaciones de aves.
Siete expertos de diversos centros científicos han realizado un estudio sobre el impacto de la predación del jabalí en especies de fauna silvestre asociada a los humedales manchegos.
El proyecto que comenzó en 2015 surgió por la evidencia de que «ciertas especies acuáticas no criaban por igual» debido a la mayor presencia del jabalí en el complejo lagunar de La Mancha Húmeda, un espacio ubicado en las provincias de Toledo, Ciudad Real y Cuenca, declarado Reserva de la Biosfera.

La presencia de jabalí disminuye la población de anátidas

Para comprobarlo compararon muestreos de mamíferos para estimar la abundancia de jabalí, carnívoros y conejos, además de conteos de aves acuáticas y sus pollos en el entorno de 26 lagunas de la Mancha Húmeda.
Actualmente se encuentra en fase de análisis tras quedar concluido en el campo.

Hozaduras de un jabalí en la laguna de La Posadilla / Fotografía: www.lanzadigital.com
Hozaduras de un jabalí en la laguna de La Posadilla / Fotografía: www.lanzadigital.com

Mariana Boadella, investigadora de la empresa SABIO Tec, vinculada a la Universidad de Castilla-La Mancha que se encuentra a la cabeza del proyecto afirma «nos dimos cuenta de que en más del 80% de las lagunas había presencia de jabalí, en algunas de ellas de manera más puntual y en otras, con importantes densidades».
«Cuanto más jabalí hay, menos producción de anátidas» (hacen los nidos fuera del agua o en islas), «mientras que otras acuáticas que crían en aguas profundas no están amenazadas», explica.
Tal y como también se refleja en el estudio, observaron cómo la población de conejo en dichos entornos se ve diezmada cuando conviven con los jabalíes, y por tanto hay un claro efecto negativo de este mamífero en la abundancia de conejo.

El aumento de la población del jabalí es un problema europeo

Según afirma la doctora veterinaria «El jabalí está en expansión y es un problema europeo tanto geográfico, como demográfico, ecológico y sanitario», porque «se encuentra donde no había», debido a múltiples factores como una menor presión cinegética, la modificación de los usos del suelo, el cambio climático, el abandono rural o las nuevas prácticas agrícolas «que han puesto al jabalí el hábitat perfecto».
Un claro ejemplo son extensiones de maizales regados en espacios cercanos a humedales, que representan un escenario óptimo para atraer a los jabalíes «descontrolados» al haber «aprovechado esos cambios de hábitats».
El aumento de la población de jabalíes y sobre todo la llegada de éstos a entornos donde no habitaban con anterioridad trae «consecuencia negativas», según Boadella.
Lamenta que la administración «no haya sabido anticiparse a las consecuencias y se hayan alcanzado escenarios con abundancia de este depredador en fase muy activa, ahora complejo de controlar», que provocan accidentes y enfermedades. 
Tras los resultados negativos y preocupantes del estudio, la científica pide a las autoridades de Medio Ambiente «ponerse las pilas» para «buscar soluciones» y controlar al jabalí, dado que la caza en temporada «es insuficiente» para controlarlos.