El cazador Juan Coto Morón, natural de Montijo (Badajoz), perdió a su perra de raza braco alemán el pasado 10 de diciembre. Aunque denunció los hechos dos días después e inició una intensa búsqueda, no logró dar con ella hasta semanas después gracias a las redes sociales. Juan asegura que una protectora de Sevilla la Nueva (Madrid), la tenía ofertada en adopción y, cuando el cazador llamó para recuperarla, le pidió un total de 2.160 euros por ello al tiempo que le comunicaba su intención de castrarla.

«Tenía que denunciarlo porque no puede seguir ocurriendo, no le puede pasar a más compañeros», argumenta Coto, quien además dice que «a todos se nos puede perder uno de nuestros perros» y no quiere que nadie sufra tanto por ello.

La perra de pequeña en casa del cazador y la cartilla de identificación y vacunación en vigor. © J. C.

«Lo que he vivido no tiene nombre»

Juan Coto explica que Hana, su perra de caza de cuatro años que habían criado en su familia desde pequeña, se perdió a mediados de diciembre y en su casa vivieron «un auténtico drama». Tras estar varias semanas buscándola, compartiendo su imagen en redes sociales y haciendo todo lo posible por recuperarla, finalmente dieron con ella por Internet.

Imagen del anuncio publicado por la protectora. © Facebook

«La perra desapareció el 10 de diciembre de 2020, puse el día 12 la denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Montijo y, tras ello, lo compartí en redes sociales preguntando en perreras y en sociedades de cazadores de todos los pueblos de alrededor, pero nadie sabía nada», explica Coto.

Tras revisar a diario las publicaciones de perreras y protectoras, localizó su paradero. Hana se encontraba a más de 400 kilómetros de su domicilio. Concretamente en una protectora de Sevilla La Nueva (Madrid).

Denuncia presentada ante la Guardia Civil por el cazador. © J. C.

Aunque el cazador contactó con ellos y les contó el caso, estos le explicaron que la habían encontrado vagando por las calles de un pueblo de la región y que, por la manutención y por haber necesitado tratamiento veterinario, les tenía que pagar 2.160 euros si quería recuperarla.

El cazador se negó rotundamente a pagar dinero por su perra, cuya pérdida estaba denunciada ya que contaba con microchip y, mientras dilucidaba cómo solucionar el problema, recibió una carta. Concretamente fue el 9 de febrero y estaba firmada por un despacho de abogados contratado por la protectora. En la misiva le instaban a ceder la titularidad de la perra a la protectora o bien, para recuperarla, pagar el dinero indicado por su cliente.

Una de las facturas reclamadas por la protectora al cazador.

Así recuperó finalmente el cazador a su perra

A pesar de que, tal y como nos indica el cazador, la perra ya se encontraba en un hogar de acogida, la protectora mantenía el anuncio de adopción en redes sociales y seguía pidiendo a Juan dinero por recuperarla. Coto estaba desesperado pero, por fortuna, finalmente la persona que la tenía acogida en su casa le llamó: «Recibí una llamada de la persona que la había cogido en adopción. Me dijo me pagaba lo que fuera con tal de quedarse con ella, ya que llevaba varios días en su casa y le había cogido cariño». Juan no accedió a ello y, afortunadamente, esta persona se la devolvió.

«Yo no quería dinero, quería a mi perra. Menos mal que al final el buen hombre accedió a devolvérmela, confesando que esta protectora también había jugado con sus sentimientos y que se sentía engañado», asegura por último el cazador.

Hana de vuelta a casa. © J. C.

Otro caso similar esta semana: roban los galgos a un cazador en Sevilla y al día siguiente aparecen en una protectora de Málaga

Tres de los galgos robados.
Tres de los galgos robados.

El cazador sevillano Ismael P. J. ha vivido en las últimas horas un auténtico «calvario» según ha declarado a Jara y Sedal. Este miércoles, 24 de febrero, unos individuos accedieron a su vivienda en la localidad hispalense de Alcalá de Guadaira y le sustrajeron hasta cuatro galgos. Horas más tarde su socio recibía un mensaje de un protectora de Málaga en la que estaban los galgos. Así ha ocurrido todo.