Juantxo López de Uralde ha vuelto a salir a la palestra para atacar, una vez más, a la caza. Esta vez el diputado de Unidas Podemos ha reclamado su cuota de protagonismo al tratar de abanderar una causa en la que los cazadores llevan implicados cerca de 20 años: el parásito que diezma las poblaciones de corzos en España.

López de Uralde publicaba ayer en su cuenta de Twitter su preocupación por el impacto del conocido gusano de la nariz del corzo (Cephenemyia stimulator) sobre sus poblaciones, y añadía: «Hoy hemos pedido al Gobierno medidas para atajar esta situación».

Los zascas de los cazadores a Juantxo López d eUralde

Lógicamente, las respuestas de los cazadores a Juantxo López de Uralde no se hicieron esperar. La de la Asociación Española del Corzo (ACE) fue una de las primeras.

La ACE realiza un seguimiento de la influencia de parásito en las poblaciones de corzo desde 2001, fecha en que se dató su aparición en nuestro país. Desde 2013 mantiene un convenio con el INVESAGA de la Universidad de Santiago de Compostela para el análisis de muestras con el fin de estudiar su evolución sobre esta especie, como se encargó de recordar uno de sus socios al diputado de Unidas Podemos.

De hecho, desde hace cinco años la ACE está inmersa en el Proyecto Cephemyia stimulator, un trabajo de investigación ciudadana en el que cuenta con la colaboración de todos sus socios para realizar un seguimiento de la incidencia de este parásito en nuestros corzos.

Más respuestas de la caza

Paco León, uno de nuestros cazadores más mediáticos, aplaudía el tuit de Laureano de las Cuevas: «Antológico zaska. Se ha oído en Sebastopol».

Otros internautas rebatían el argumento anticaza del artículo del diario digital 20 minutos que Juantxo López de Uralde compartía en su tuit: «Contra este parásito no hay más solución que confiar en que las poblaciones de corzos se acaben inmunizando, aprendiendo a evitar la infestación de la mosca. Y para eso es importante dejar de cazarlos. Sólo así se mantendrán poblaciones con un número mínimo de ejemplares capaces de ir haciendo frente al parásito».

Juan Arce, ingeniero técnico agrícola y colaborador habitual de la revista Jara y Sedal, también reflexionaba en la red social del pájaro.

¿Qué dice la ciencia?

Según la ACE, el parásito Cephenemyia stimular fue encontrado por primera vez en 2001. Tal y como explican en su web nuestros colaboradores de Ciencia y Caza, se trata de una larva de una especie de tábano frecuente en Centroeuropa que para completar su ciclo de desarrollo requiere la presencia de corzos como hospedador específico y obligado.

Esta larva provoca efectos indirectos sobre los corzos parasitados como problemas respiratorios, dificultad para alimentarse… lo que les debilita facilitando su captura por predadores o haciéndoles más sensibles a otros procesos infecciosos secundarios.

Parece además que el efecto aumenta en animales jóvenes y machos. En los primeros por su mayor dependencia y debilidad; en los segundos, sobre todo en época de celo, un momento de gran estrés y de bajada de defensas y, por tanto, de mayor susceptibilidad, pudiendo incluso causar la muerte en los casos más extremos.

Los doctores en veterinaria de Ciencia y Caza explican que no existe un tratamiento posible, ni preventivo ni curativo, por la dificultad de gestionar poblaciones silvestres en libertad si bien es fundamental estar atentos ante la aparición de posibles casos, incrementar la vigilancia y su control sanitario y fomentar la presencia de investigaciones que avancen en el conocimiento del proceso y ayuden a su control.