El presidente de la sociedad de cazadores del Concejo de Valdés, en Asturias, denuncia en Jara y Sedal ha documentado con fotos y vídeos la dura realidad que vive el mundo rural con el lobo. Te la mostramos.

Lobo fotografiado en las calles de Merás. / J.L.F.

«Los lobos se comen las ovejas, los caballos, los corzos, a nuestros perros y además deambulan por nuestros pueblos». Son las palabras de denuncia de José Luis Fernández Díaz, presidente de un coto de casi 300 cazadores del Concejo de Valdés (cuya capital es Luarca, en Asturias).

«El confinamiento ha ayudado bastante a que el lobo haya campado a sus anchas durante estas semanas. La gente no podía salir de sus casas y, lógicamente, el lobo se veía libre para poder hacer lo que quisiera y seguir atacando a animales domésticos y silvestres», afirma a este medio mientras muestra la imagen de un corzo comido totalmente por el lobo esta semana.  

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Ovejas, vacas e incluso potros comidos por los lobos durante el confinamiento. / J.L.F.

«La situación es complicada, mucho más en la cabaña doméstica, pero también en los animales silvestres, una fauna que se está viendo gravemente mermada por su presencia. Y es que la situación va más allá, ya que los lobos están empezando a comerse perros: el año pasado ya tuvimos que lamentar varias bajas fruto de ataques de lobos durante las batidas que realizábamos», lamenta José Luis. De hecho, Jara y Sedal habló el pasado mes de octubre con algunos de los cazadores que sufrieron la pérdida de sus canes por este motivo.

Lobos al lado de un supermercado y de la cooperativa Campoastur

La presencia de los lobos no se limita al bosque. Aprovechando la tranquilidad del confinamiento provocado por el COVID-19, se han avistado ejemplares dentro de los pueblos del Concejo de Valdés.

«Claro que entran», asegura José Luis a Jara y Sedal, mostrando también fotografías de cánidos a pocos metros de las casas. «Los hemos visto últimamente cerca de supermercados e incluso de la Cooperativa de Otur, en la que trabajan casi sesenta personas. Ahí van ellos, campando a sus anchas…», asegura

«A día de hoy no tenemos más que derecho al pataleo»

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Recientes avistamientos de lobos por parte de socios del coto y animales silvestres muertos por sus ataques. / J.L.F.

Fernández defiende que desde el mundo rural piden soluciones, pero nadie les hace caso. «Las distintas asociaciones de cazadores no tenemos más que el derecho al pataleo y a exigir medidas a la Comunidad Autónoma, unas medidas que no llegan», denuncia.

En Asturias, el lobo no es una especie cinegética, por lo que el Principado tiene el poder de decidir cuándo se hacen batidas por parte de los forestales para gestionar su población: «Ellos se rigen por un plan específico del control del lobo, que el último data del año 2015, y ahí contempla como medida única y a tener en cuenta para control poblacional el aguardo por parte de los guardas de la Consejería, en ningún caso -salvo cuestiones muy extraordinarias- podrían participar los cazadores», describe José Luis.

«Incluso los guardas de los cotos regionales podrían colaborar con los guardas de la consejería, pero la norma no es esa. La norma es que, cuando hay un daño a la cabaña doméstica, los guardas vigilan un par de noches sobre el rebaño a ver si hay manera de abatir al lobo que los acecha», sigue detallando el presidente del coto. En este sentido, hay unos cupos de extracción que el Principado fija para cada una de las 7 zonas que forman el plan de gestión.  

Un coto que dinamiza su actividad y premia a jóvenes y mayores

Por último, José Luis nos cuenta que el coto de caza que preside gestiona un terreno de 33.530 hectáreas. El compañerismo y la buena sintonía entre los cazadores es el verdadero protagonista de las batidas que organiza cada temporada e, incluso, realiza una exclusivamente para mujeres. «Además, homenajeamos a cazadores veteranos, a los guardas, al socio y a la socia más joven…», explica Fernández sobre el día a día de la sociedad.

https://revistajaraysedal.es//lobos-perros-asturias/