Este joven fue de batida de 20 euros y tuvo la suerte de vivir un emocionante lance y cazar el primer arruí de su vida: «Pensé que se había escapado.

Redacción JyS

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El joven con el arruí; a la derecha, el lugar desde el que bajó el arruí a unos a 300 metros. / E. S.

El joven cazador valenciano Edgar Santamaria Boronat, natural de la localidad de Castellón de Rugat, abatió el pasado 29 de febrero el primer arruí de su vida en una batida en el coto social de Vallada. Lo más llamativo es que el puesto le costó 20 euros. «Llevaba toda la temporada yendo a batidas donde sabía que había arruís, pero jamás había tenido la oportunidad de abatir ninguno», comienza relatando a Jara y Sedal el joven.

«Fuimos varios amigos junto con mi padre y nada más llegar compartimos con conocidos del lugar las experiencias de la temporada que estaba terminando». Tras el almuerzo, tocó el sorteo, «con la mala suerte de que a mi padre y a mí nos tocó en armadas diferentes». «La verdad que mi puesto no prometía demasiado, y mi padre me mandó fotos del suyo, que era espectacular», confiesa Edgar.

A los 20 minutos de soltar los perros, escuchó a su derecha dos disparos unos puestos más abajo, por lo que se puso en guardia. «Cuando me quise dar cuenta, vi un arruí por lo alto de la loma. Los ojos se me pusieron como dos bolas de billar, como si hubiera visto un tesoro. Se lo señalé al compañero y me dijo que estaba muy lejos, a unos 300 metros, pero no dejé pasar la oportunidad y disparé», relata el cazador.

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El puesto en el que cazó el arruí. / JyS

El joven puso el visor al máximo de aumentos, encaró su rifle Bergara B14 Sport en calibre .300 Winchester Magnum cargado con balas Sellier&Bellot de 180 grains y… ¡acertó! «El animal dio un salto enorme y dio vueltas sobre sí mismo. Pensé que estaba muerto, pero de repente se volvió hacia la zona de abajo y emprendió la huida. Disparé varias veces más en la distancia pero el animal desapareció», explica Edgar. «Me quedé como un niño al que le quitan su caramelo», describe tras el lance.

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El arruí, tras su paso por el taxidermista. / JyS

Edgar sabía que le había dado, y finalizando la batida –y tras comprobar que su padre no había podido cobrar ni una sola pieza- el joven narró lo ocurrido en la junta de carnes. Prestos, varios cazadores le acompañaron a buscarlo: «De repente, cerca del lugar en el que disparé el arruí, mi padre lo encontró. Yo tenía una ilusión en ese momento que no cabía en mí. Había acertado dos veces. Abracé a todos los presentes y me fui feliz de la batida», concluye el cazador.

Localiza un espectacular arruí y le regala a su novia el rececho

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La joven, con el arruí. / JyS

La joven cazadora alicantina Dori Guillén Pastor abatió, el pasado 6 de enero y como regalo de Reyes de su novio Israel, un tremendo arruí que tiene 71 centímetros de longitud en uno de sus cuernos y 72,5 en otro en una jornada de rececho por daños. «Mi novio llevaba tiempo subiendo al monte, se sentaba con los prismáticos a ver las querencias de los animales y si estaban más por la zona de la solana o de la umbría», comienza explicando la joven. Un día de Navidad vio a este imponente arruí y decidió que sería el regalo perfecto para su novia. Te lo contamos aquí.

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