Tras la polémica, y completamente legal, cacería en la que el dentista estadounidense Walter Palmer abatió al bautizado como león Cecil, y tras la demonización mundial del cazador y la prohibición de algunos estados de importar trofeos de caza, los viajes cinegéticos en Zimbabwe se han reducido considerablemente, y ahora tienen un problema: le sobran leones que amenazan la propia supervivencia de la especie.
25/2/2016 | Redacción JyS

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Según publica el New Zealand Herald, la Bubye Valley Conservancy -el área de conservación del valle Bubye- alberga más de 500 leones, el número más grande de las áreas salvajes de Zimbabwe. Las autoridades y expertos ya han advertido de que es un número insostenible de ejemplares y han asegurado que habría que reducir en 200 el número de leones como resultado de lo que han denominado ‘Efecto Cecil’.
Los leones de Bubye están diezmando las poblaciones de antílopes, jirafas… así como guepardos, leopardos y perros salvajes que se ven desplazados por los leones y la falta de alimento después de haber atravesado el verano más seco registrado en muchos años.
Blondie Leathem, director del área de conservación de Bubye, asegura al diario The New Zealand Herald: “Me gustaría que pudiéramos dar alrededor de 200 de nuestros leones a otras entidades lejos de la nuestra para aliviar la superpoblación. Si alguien sabe de un hábitat adecuado para ellos donde no entrarán en conflicto con humanos, o en áreas de vida salvaje en las que no serán expulsados o dañados por manadas existentes, por favor háganlo saber y ayúdennos a recaudar el dinero para trasladarlos”. El mismo Leathem asegura que aunque él no es cazador, sino un conservacionista, no tiene más remedio que seguir manteniendo una caza sostenible para salvaguardar el futuro de Bubye.
Según el citado diario, en los años cuarenta se estimaba que había una población mundial de 450.000 leones, pero actualmente están catalogados como especie vulnerable con una población por debajo de los 20.000. Y ahora, los conservacionistas temen que si no se realiza un esfuerzo, sobre todo en zonas de alto riesgo de África central y occidental, sus números podrían reducirse a la mitad otra vez en las próximas dos décadas debido a los conflictos entre humanos y animales y la reducción de hábitats y por consiguiente de alimentos. Aun así Bubye es de las pocas áreas que ha logrado resistir la tendencia a la baja.
Esta área de conservación fue fundada hace 22 años por Charles Davy, el padre de Chelsy Davy, ex novia del príncipe Harry. Ahora es propiedad mayoritaria de Dubai World, el fondo de inversión del gobierno de los emiratos.
Tal y como publica The New Zealand Herald, Dubai World se ha gastado millones de euros cercando más de 5.000 km² previamente despejados del ganado que había desplazado a la fauna salvaje. A continuación, la valla fue electrificada y cientos de personas fueron contratadas para proteger la fauna que allí se trasladó. Bubye también financia escuelas y clínicas en varios distritos y proporciona carne procedente de los animales cazados cada mes para las personas que habitan en las inmediaciones. Además de su vasta población de leones, Bubye también posee la tercera mayor comunidad de rinocerontes negros en África.
Peter Kay, director de Lion Aid, una organización benéfica del Reino Unido, dijo al citado periódico que debían haberse tomado medidas para la conservación hace años. «Es demasiado tarde», dijo. «No hay ningún lugar en África, que pudiera soportar tantos leones”.
Paul Bartels, un científico medioambiental de la Universidad Tshwane de Tecnología en Sudáfrica, dijo que los implantes anticonceptivos femeninos utilizados en las reservas más pequeñas –método que defiende Kay- serían poco prácticos para esta región. «Hay una gran cantidad de leones en el área de Bubye. Les costaría cientos de miles de dólares para llegar a notar un cambio significativo», dijo.
Por último, los investigadores de Oxford que llevan a cabo un proyecto de investigación sobre los leones en Zimbabwe –el mismo que supervisaba a Cecil-, dijo que la conservación del valle de Bubye era «una gran historia de éxito» en una región arruinada por la falta de ayuda gubernamental para el sector medioambiental.