El hombre se encontraba faenando cuando se encontró unos restos de un cachalote que ahora han adquirido un valor de 2,6 millones de euros.
8/5/2017 | Redacción JyS

El protagonista junto a parte de su 'tesoro'. /Times of Oman
El protagonista junto a parte de su ‘tesoro’. / Times of Oman

Según publica Times of Oman, Khalid Al Siani, un pescador de Omán, estaba faenando en Qurayat cuando vio algo extraño flotando en el agua. A pesar del fuerte olor a excrementos que despedía la sustancia el pescador decidió recogerlo con sus redes.
Al Siani llevó los restos a su casa y los secó al sol. Cuando se solidificó lo dividió en pedazos. Al perder la humedad, su olor se suaviza y deja de ser tan desagradable, dando paso a un olor, que el experto Robert Clarke compara con el que desprenden: el tabaco, una iglesia antigua, la madera de sándalo, la marea, la tierra fresca, las algas a pleno sol y las nueces de Brasil.
El pescador ya tenía algunas hipótesis de lo que albergaba en su cocina, pero aun así lo consultó con algunos vecinos que se lo confirmaron, se trataba de ámbar gris, o lo que es lo mismo excrementos de cachalote. Esta sustancia es tan cara como rara de encontrar, un kilo está valorado en 50.000 euros, y se utiliza en Asia entre otras cosas como aromatizante en perfumes, tabaco, incienso para el té o comida. También se ha usado como medicina, amuleto contra la peste y afrodisíaco.
El ámbar gris se forma a partir de los picos de los calamares que ingieren los cachalotes. Esta parte de su alimentación irrita el estómago de los animales, que al no poder digerirlos producen un exceso de bilis. En los mejores casos, los cachalotes serán capaces de expulsarlos, pero en los peores, el ámbar gris saldrá tras morir el animal y ser devorado por los carroñeros.