Mayor cantidad de conos y una capacidad especial para la visión en color son las claves.
2/12/2014 | Redacción
aguilas frente a corzosLa vista de lince se queda corta: las águilas pueden llegar a ver hasta cuatro o cinco veces más lejos que los seres humanos. Podríamos decir sin exagerar que, si nosotros tuviéramos su capacidad, conseguiríamos distinguir un insecto desde una altura de un décimo piso.
Las razones están, evidentemente, en la configuración de todo su aparato visual pero, en concreto, de sus retinas. En primer lugar, cuentan con muchísima más cantidad de conos que nosotros, es decir, de las células de detección lumínica. Esto provoca que, a más conos, más probabilidad para distinguir los detalles más finos de las imágenes. Para que nos entendamos, los conos son los píxeles de una cámara digital: a más píxeles, mayor precisión del aparato.
Por otro lado, las águilas cuentan con una fóvea –la zona de la retina donde se enfocan los rayos luminosos– mucho más profunda que el resto de los animales. Esta zona está especialmente constituida para la visión del color.