Dos hombres han sido acusados de furtivismo y se enfrentan a una pena de 14 meses de prisión. En su defensa uno de los imputados asegura que sólo estaba haciendo sus necesidades en el coto que hay al lado de la obra donde trabajaba.
23/5/2017 | Redacción JyS

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Según publica La Voz de Galicia, los hechos sucedieron el pasado 18 de abril cuando el guarda forestal que trabaja en el acotado divisó a un hombre cerca de la zona donde llevaba viendo cómo alguien cambiaba unos lazos ilegales de sitio cada poco tiempo. En ese momento uno de los procesados estaba llamando al otro diciéndole: “Ven aquí que cayó un corzo, trae un cuchillo o un hacha para cortarle la cabeza”, según la versión del guarda.
Ayer se celebró el juicio oral en el juzgado de lo Penal 1 de Ourense, donde los acusados, de 30 y 47 años respectivamente, aseguraron que estaban allí porque estaban trabajando en una obra cercana y estaban comiendo el bocadillo, después uno de ellos afirmó que estaba haciendo sus necesidades allí y que era una práctica habitual entre los operarios, y otro que estaba paseando por la zona.
Ambos están acusados de un delito de furtivismo practicado durante los meses de febrero, marzo y abril de 2016. Según la Fiscalía, ambos habrían sido los que habrían colocado lazos de acero en un coto de caza ubicado en la región de A Granxa, en las inmediaciones de una granja de cerdos.
Los acusados, que no reconocieron los hechos que se les imputan, expresaron su malestar porque el fiscal les había llamado “cazadores furtivos”. Según el hombre que apareció en el lugar después de la llamada, que tenía permiso de armas y licencia de caza en vigor, él lleva varios años practicando la caza y nunca tuvo “ningún problema»”.
Por su parte, los agentes del Seprona que se personaron en el lugar, explicaron ante el magistrado que en el vehículo de los acusados se encontraron cables similares a los utilizados para producir las trampas. Ante esto, la defensa de los presuntos furtivos expresó que ese tipo de material era utilizado en la obra que trabajaba uno de los acusados y que no hay pruebas concluyentes para incriminarlos, por lo que pidió su absolución.
Por último, el fiscal añadió que era muy extraño que de todas las personas que trabajaban en la obra solo estuvieran en el terreno del coto los dos únicos operarios que practicaban la caza. Además, funda su acusación en las palabras que el guarda oyó expresar a uno de los acusados. Así pues, el fiscal pide para cada uno de ellos la condena de 14 meses de prisión y la inhabilitación para caza durante dos años, así como una multa de 2.880 euros.