Independientemente de la técnica de pesca que practiques, existe una norma no escrita que cada día gana más adeptos. Se trata de la captura y suelta. A continuación te desgranamos los mejores consejos para practicarla.

25/10/2016 | Juan Carlos García
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Por qué y dónde practicar la captura y suelta

Cuando devuelves un pez correctamente al agua estás ayudando a la perpetuación de la especie. Ese ejemplar que acabas de dejar marchar tendrá la oportunidad de seguir reproduciéndose. Debes llevar a cabo esta práctica en todos los lugares a los que vayas a ‘mojar los hilos’. Es más, hay sitios como determinados cotos o lagos en los que la captura y suelta es obligatoria.

Utiliza anzuelos simples

Este tipo de anzuelos no son perjudiciales para el animal, a diferencia de los dobles o triples que si lo son. No provocan tantos desgarros en la boca del pez, y por tanto tienen muchas más posibilidades de salir ilesos de la lucha.

Aplasta la muerte del anzuelo

Con este simple gesto evitarás el sufrimiento del animal. Existe la creencia de que los anzuelos sin muerte no sirven para pescar peces de grandes dimensiones, pero esto no es para nada cierto. Se pueden sacar grandes carpas con un anzuelo sin muerte.

Evita luchas largas con el pez

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Una lucha que se prolonga en el tiempo puede ser fatal para el pez, que puede quedar exhausto y sin fuerzas para volver a moverse por su medio natural. En la medida de lo posible brega cuanto menos mejor con el pez para sacarlo pronto del agua y volverlo a dejar marchar.

Evita arrastrarlo por el fondo o golpearlo

Con esta práctica no consigues otra cosa nada más que destruir una parte de la mucosa que recubre su cuerpo y algunas escamas, por lo que el pez lo notará y no volverá a ser el mismo si vuelves a sacarlo. Cuidar de la fauna es tarea de todos.

Mójate las manos antes de cogerlo

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Es muy importante que lo hagas para no destruir la mucosa que recubre las escamas de los peces. Esta tiene una importancia vital, a la hora de salvaguardar la integridad de las escamas. Sé cauto, no te cuesta nada.

No toques sus agallas para no dañarlas

Son sus pulmones, no los toques. ¿Quieres seguir teniendo carpas y encontrar cada vez mejores ejemplares? Muy simple, cuídalos. En este caso, es como si a ti te metieran la mano hasta los pulmones y hurgaran, tu organismo no lo soportaría. El de los peces tampoco.

Sujeta al pez por el vientre y, si puede ser, mejor dentro del agua

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De esta manera tendrás un mejor agarre, y no se te escurrirá el animal. Así podrás tomar fotos con más seguridad para ambos, ninguno de los dos sufriréis golpes inoportunos que os puedan producir una lesión.

Cuando lo sueltes, no lo tires de golpe

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Podría sufrir daños irreparables en sus órganos internos, así que mejor será que lo desplaces con sumo cuidado desde la moqueta al agua. La mejor manera de introducirlo de nuevo a su hábitat es meterte tu también e irlo dejando poco a poco que se escurra fuera de la tela.

Para estimular su suelta, podemos masajear suavemente su vientre

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Antes de soltar al pez de nuevo a su medio, no te olvides darle un pequeño respiro. Para ello debes colocarlo siempre en contacto directo con el agua, agárralo por la parte trasera de la cola, pero sin que se te suelte y aplícale un pequeño masaje en su vientre. El motivo de esta acción es para ayudarle a recuperar esas fuerzas perdidas en el combate y a recuperar su oxígeno. Si no hiciéramos esto, el pez debido a su agotamiento se podría golpear con alguna roca, árbol o incluso podría ser una presa fácil para los posibles depredadores.

Utiliza moqueta, saco de pesaje, sacadera amplia, trípode de pesaje…

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Debes evitar en todo momento que el pez toque el suelo. Hay agentes externos como el polvo o las hierbas secas, que podrían dañar su piel y sus agallas seriamente y no podría volver a desarrollar una vida normal.

Utiliza antiséptico

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Es fundamental limpiar las posibles heridas que haya dejado el anzuelo durante la brega, ya que, una vez dentro del agua, cualquier resto de suciedad con el que se encontrara nuestra captura podría crear una importante infección que podría acabar con la vida del animal.