La nueva ley, que obliga a las redes sociales a retirar las publicaciones que incurran en presuntos delitos de odio, podría sentar un precedente contra ataques animalistas en Europa y en nuestro país.
6/4/2017 | Redacción JyS

mensajes de odio en las redes sociales
Mensaje dseando la muerte de los dos niños /Facebook

El gobierno alemán ha aprobado un proyecto de ley para combatir los llamados delitos de odio y las noticias falsas en las redes sociales. Esta nueva normativa obliga a las distintas redes sociales a eliminar los contenidos que incurran en posibles delitos de injurias, amenazas, incitación a cometer delitos o actos de violencia, delitos de odio y pornografía infantil en menos de 24 horas.
Asimismo, la nueva ley hace responsables a las redes sociales de la propagación de esos contenidos delictivos y prevé multas económicas de hasta 50 millones de euros para las empresas que no cooperen con la administración. El ministro de Justicia alemán, Heiko Maas, ha defendido su controvertido proyecto de ley asegurando a EFE que “la libertad de opinión tiene en el derecho penal sus límites”. “Los administradores de las redes sociales son responsables cuando sus plataformas son usadas para difundir mensajes de odio o noticias falsas”, ha añadido el ministro.
Por su parte, los líderes de la oposición y las empresas tecnológicas responsables de las principales redes sociales se han mostrado contrarias a esta nueva norma y han afirmado que coarta la libertad de expresión; a lo que Maas ha respondido afirmando que “la libertad de expresión acaba cuando se comienza a infringir la ley”.
Esta norma sienta un enorme precedente legislativo en Europa y afronta un problema creciente en las redes sociales de todo el mundo: la incitación al odio. De trasladarse a nuestro país, esta iniciativa podría acabar con casos como los ocurridos contra Adrián, el niño con cáncer que sueña con ser torero, o el de los hijos de Ana Belén Torres, a los que un animalista les deseó la muerte por ser cazadores, entre otros muchos. La impunidad con la que se alimenta el odio hacia el mundo de la caza desde hace tiempo podría tener las horas contadas si el gobierno español siguiese el ejemplo del alemán.